miércoles, 8 de agosto de 2018

PROCESO DE LA CONQUISTA 2

SEGUNDA ETAPA DE LA CONQUISTA

La conquista del Imperio Inca
 
 
 
Cuando Cortés culmina la conquista del Imperio Azteca, Francisco Pizarro se lanza hacia el sur del continente. Así como la isla de la actual Cuba fue la base de operaciones para la conquista de México, el actual Panamá lo fue para la conquista del imperio Incaico.

Con el descubrimiento del océano Pacífico en 1513, se extendió la noticia de la existencia de ricas tierras al sur, donde abundaba el oro.
 
Francisco Pizarro
Los rumores que corrían consistían en que el Virú habían espléndidas tierras gobernadas por poderosos hombres. La leyenda del oro estuvo presente en las expediciones españolas, de la época. Así, en la exploración del Golfo de San Miguel, realizada por el capitán Francisco Becerra, se escucho algo similar, y lo mismo le ocurrió a Pascual de Andagoya cuando intentaba avanzar en la exploración hacia el sur para dar con el ansiado reino del oro. Estas leyendas se incorporaron al imaginario de los conquistadores, como es el caso de Francisco Pizarro.
 
En Panamá Francisco Pizarro consiguió la financiación necesaria por parte de Gaspar de Espinoza un importante banquero  para emprender su viaje. En 1529 firma con el Rey de España la CAPITULACION DE TOLEDO que lo autorizaba a conquistar los "Andes del Sur". Así en 1530  Pizarro se interna en tierras Incas.
 
La llegada de Pizarro coincidió con un momento de crisis sucesoria en el Imperio entre los hermanos Huascar y Atahualpa cada uno de los cuales se consideraba el legítimo heredero de su padre. Enfrentados ambos, en 1532 Huáscar resultó vencido y hecho prisionero por su hermano Atahualpa. Pizarro se aprovecha de esta situación . Hacia mediados de noviembre de 1532, los españoles llegaron a Cajamarca y hacen llegar un mensaje a Atahualpa anunciando que llegan en son de paz. El ejército de Atahualpa era muy numeroso, pero tenia desventajas en cuando al armamento. La idea de Pizarro era  apresar al Inca por sorpresa. Atahualpa ya estaba en la plaza de Cajamarca,  rodeado con su ejército, mirando a los visitantes desde lejos.
Guzmán Poma de Ayala reconstruye el encuentro entre Atahualpa y Pizarro en base a testimonios :

A través del indio Felinillo habló Pizarro con Atahualpa, informándole que era enviado de un gran señor. El Inca le respondió que le creía “pero no tenía que hacer amistad, que también él era un gran señor en su reino”. Habló entonces el Padre Valverde con una cruz en la mano derecha y una Biblia en la izquierda, exigiéndole que adorase a Dios y a la cruz.
Atahualpa respondió que “el no adoraba sino al Sol que nunca muere y a sus dioses… Preguntó quien le había enseñado sus creencias y el fraile le dijo que se lo había dicho el Evangelio. Atahualpa pidió el libro y dijo: “dámelo a mí, que me lo diga a mí”. Dijo luego, “no me dice nada” y con gran majestad echó el libro a las masas. El fraile exclamó: “aquí caballeros están en contra de nuestra fe”.


Interior del cuarto del rescate
Luego de esto se desata la batalla y los españoles toman prisionero a Atahualpa y este ofrece como rescate por su libertad, llenarle de todo el metal precioso hasta donde alcanzara el brazo levantado de un hombre, en el hoy conocido "cuarto de rescate", la habitación que le servía de prisión, de 6,5 m de largo y 4,5 m de ancho de altura.


Vista exterior del cuarto del rescate



 
Atahualpa envió inmediatamente correos a todos rincones del imperio con la orden de traerle todo el oro que pudieran; siete meses después logran pagar el rescate, pero Pizarro consideró que para someter a los incas era necesario matar a Atahualpa, por lo que lo acusó de haber matado a su hermano Huáscar, de idolatría, de adulterio, de mantener relaciones con su hermana y de conspirar contra los españoles. Por tales delitos era condenado a morir en la hoguera, pero si aceptaba la fe cristiana, el veredicto sería atenuado y en vez de quemarlo, lo estrangularían (garrote vil).

 El inca protestó de la sentencia y se negó a abrazar el cristianismo, pero una vez en la hoguera pidió ser bautizado. Así se hizo, dándole el nombre cristiano de Juan; luego, le pasaron un hilo metálico en torno al cuello mientras los clérigos cristianos rezaban. Poco después, el inca dejaba de existir, era 29 de agosto de 1533. También ejecutaron a los principales jefes incas y se repartieron mujeres como parte del botín.

Una vez ejecutado Atahualpa, Pizarro reconoció como Inca a otro de sus hermanos, Manco y entró triunfante en la capital, Cusco, en 1533. Allí organizó el primer Cabildo y repartió tierras entre sus seguidores.
Tres años después Mancó huyó de Cuzco, levantó un enorme ejército y atacó a los españoles. El regreso de Almagro, desde Chile, obligó a los indios a levantar el sitio. En 1544, Manco Inca fue ejecutado, pero la resistencia continuó entre sus descendientes, hasta que uno de ellos Tupac Amaru fue decapitado por los españoles en 1572


Además de la resistencia indígena, se produjo la lucha entre los conquistadores Almagro y Pizarro, por la posesión de Cuzco, entre otras ambiciones personales. La guerra duró 11 años (1536-47) en las que murieron Almagro, su hijo Diego y los tres hermanos Pizarro, Francisco, Hernando y Gonzalo.

La ciudad de Cuzco, que había sido capital del imperio incaico, no servía para vincularse con España, por estar situado en el interior del territorio, por lo que en enero de 1535 se fundó la Ciudad de los Reyes, Lima, que se convertirá en uno de los centros más importantes de la América española.


 


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